martes, 17 de noviembre de 2009

Del cielo al infierno en un Metro

Aquí estamos de nuevo, mis queridos lectores.  Sé que estuve ausente durante mucho tiempo.  Y es que sin querer excusarme, puedo decir que he estado bastante ocupado tanto con mi vida, como con mis otros blogs.

Lo que me impulsó a escribir hoy fue el inmenso deterioro que vive nuestro país… No como geografía, sino como civilización, como pueblo, como sociedad.  Desde hace 10 años, la revolución se ha empeñado en fomentar antivalores y enaltecer los hechos punibles; de lo que ha resultado nada más y nada menos que las cifras más que escandalosas de homicidios, atracos y otros crímenes.

Con más de 100 muertos semanales, Caracas pasó de ser la Sucursal del Cielo a convertirse en una de las pailas del infierno donde, a diario, y sin mayor esfuerzo una persona puede presenciar un crimen diario.  Arrebatones de teléfonos, carteras, encañonamientos en plena vía pública, armas de guerra en manos de civiles y muchas otras cosas.

Ese es el menú diario que nos toca vivir a los Caraqueños.  A todo esto, la Fiscal General de la República responde con una cháchara de inventos de los medios y de “aquí pareciera que hay inseguridad, pero no es así”.  Y es que resulta absurdo que salga con esas declaraciones apoyada en la implementación del Plan Caracas Segura cuando el mismo coordinador de dicho plan fue asesinado a tiros para robarle su vehículo.

Estamos hablando de nada más y nada menos que quien fuera jefe de la policía y coordinador del plan que debía reducir la criminalidad en la ciudad capital.  Si eso es lo que le ocurre a un funcionario entrenado para situaciones extremas…  Mejor no entremos en detalles en cuanto al tema de lo que le queda a los transeúntes comunes.

Para colmo de males, resulta que ahora el “guapo ‘e barrio” que ostenta el título (no merecido, por cierto) de presidente de esta república anda en una tónica de buscapleitos para ver si así apacigua los malos humores que viene acumulando internamente.  Pero no se dio cuenta que después de su “llamado a las armas”, no salió ninguno de sus facinerosos lame-botas (por no decir algo más escatológico) a ponerse al frente de la batalla…  Y cuando vio que él mismo iba a tener que ir a liderar la ofensiva (porque definitivamente no era una defensiva), se le aguó el guarapo, como decimos en el coloquio criollo (se atemorizó) y salió con una de sus absurdas escapatorias… Era un chiste.

Atacar y menguar a los productores de alimentos en Venezuela, asediar a los ganaderos y a las grandes plantas productoras no ha sido una decisión sabia.  Es más, hacer ésto a la vez que se destruye PDVSA (la mayor entrada de divisas del país – la gallina de los huevos de oro) es aun más estúpido, dado que sólo va a generar una crisis inevitable en un tiempo perentorio que probablemente va a arrasar con cuanto quede de la robolución bonita y sólo dejará un baño de sangre, destrucción y una cacería de brujas que durará algún tiempo.

Desde Petare hasta Propatria, pasando por El Valle, y todas las rutas sub-urbanas y extra-urbanas del Metro y el Metrobus…  Éste es el panorama.  Decadencia, pobreza (en algunos casos, meramente mental) y crimen.  Vamos a ir a parar al Salvaje Oeste.

En un Metro…  y 10 años de idiotez tras idiotez, hemos pasado de ser la Sucursal del Cielo a este remedo de ciudad que no es otra cosa que un hervidero de criminales y malvivientes que cada día ostentan más poder.

La hora se acerca…  Estén preparad@s!  La estructura comienza a caerse por su propio peso.

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